Apenas  hace unas semanas que volvimos de Nepal, pero tenemos esa frase gravada en nuestro inconsciente. Volvemos los tres en silencio, y dentro cada uno de nosotros la esencia de algo desconocido, una semilla que sin darnos cuenta, hará que no volvamos a ser los mismos.    

Volvemos a casa, a Europa, a la modernidad y la civilización. Sin embargo, de Nepal nos traemos tantas cosas,  el recuerdo del conjunto,  la compañía,  la unión,  el esfuerzo,  la superación, los ojos contentos, los abrazos, las canciones, los silencios, las lágrimas  y las manos, que siempre juntas a la altura del corazón, sonrientemente te cantan “Namaste”, es un saludo, una bendición, un hola y un adiós, una palabra muy corta, pero con un significado muy importante…“Yo honro el lugar dentro de ti, donde el Universo entero reside”.

Decía la madre Teresa de Calcuta: “Sé que mi trabajo es una gota de agua en el océano, pero sin esa gota, el océano no sería el mismo”.

Realmente  es  cierto, todos deberíamos decir "Namaste" cada mañana a todas y cada una de las personas con las que nos encontramos, sonreírles y mirarles a los ojos y descubrir la bondad que reside en su interior. A veces el ser humano nos consideramos poca cosa, a veces incluso casi nada, pero eso no es cierto, hay un universo maravilloso dentro de cada uno de nosotros.

En este viaje, 27 niños nos  han demostrado que a pesar del dolor, del sufrimiento, del abandono y de un futuro incierto, podemos levantarnos cada día y podemos  ser amables y podemos sonreír. Nadie puede quitarnos eso. Aquí en el OCRC cuando un niño no sonríe, está enfermo o llora, todos los demás lo cogen, lo recogen, lo abrazan y en un rato, corto o largo, acaba sonriendo. Aquí hemos aprendido que no debemos tener miedo de pedir ayuda cuando la necesitamos. Que ellos piden, que entre ellos se cuidan, que cuando uno no puede, simplemente dice “no puedo” y otro u otros acuden en su ayuda.

 

 

Viaje al Orphan Children Rescue Centre de Nepal - Septiembre 2013 from Okume Az on Vimeo.  

 Hoy somos conscientes de que a veces nuestro ego, también conocido como orgullo, nos impide levantar la mano para pedir ayuda, mirar de frente a tu amigo, a tu hermano, o a quién sea y confesarle que no puedes más, que le necesitas. En este viaje hemos aprendido a pedir. Si sabemos dar, y de eso sabemos todos,  si somos  felices dando, ¿por qué nos cuesta tanto pedir? debemos ser humildes, aprender a pedir, porque al pedir, aprendemos a confiar, y  porque el hacerlo nos hace humildes, nos hace humanos, pedir, hoy hemos entendido que es de valientes.

Cuando los niños más mayores del OCRC nos pedían que los lleváramos a Barcelona a estudiar, se nos saltaban las lágrimas a los tres. Si hubiéramos podido, los hubiéramos traído a todos, sin pensarlo. No pudimos hacerlo, pero les prometimos intentarlo.

Los niños/as más mayores, llevan una media de siete años en el Orfanato, nos rompe el alma pensar que se están haciendo hombres y mujeres aquí,  que no han conocido nada más, que no saben lo que es una familia, una caricia, un abrazo adulto en el que refugiarse, un regalo, un cumpleaños. Ellos han crecido siempre cuidando de los más pequeños, entregándoles esas caricias y abrazos que ellos nunca han tenido y que tantas veces han necesitado… no hay derecho.

Y por eso, porque nos parece una injusticia, vamos a intentarlo. Vamos a intentar cambiar la vida de estos niños. Vamos a intentar que por una vez se cumpla su sueño y puedan venir aquí, a estudiar, a cumplir su sueño, a labrarse un futuro, a convivir con una familia de acogida y  descubrir en ella  el calor de un hogar.

Vamos a intentar que de cada historia, de cada drama, pueda escribirse en un  breve espacio de tiempo un hermoso cuento, con un final digno del más bonito de los cuentos.

Recordamos la frase que encabeza esta carta, y  creemos entender que significa. En este viaje hemos aprendido que sólo somos uno, aunque estemos rodeados de personas o seamos parte de un grupo, seguimos siendo uno. Hemos aprendido  que no podemos hacerlo todo, pero no podemos dejar de hacer algo. Hemos aprendido, que si ponemos poco a poco, y así, una y otra vez, pronto ese poco será mucho. Hemos aprendido que  lo que no puede lograrse por la fuerza, puede lograrse con el corazón y  que allá donde vayamos hemos de ir de todo corazón. 

La felicidad no viene dada, procede de nuestros actos.

Hemos aprendido a pedir, por eso te pedimos: Ayúdanos, Ayúdame, Ayúdales…. porque ese poco, sin duda mañana, será mucho.

- GRACIAS -